Así es Almería, la meca de la agricultura bajo plástico

Almería, un lugar de visita obligada para agricultores y empresarios agrícolas profesionales.

Almería es la Meca de la agricultura intensiva, del cultivo bajo plástico. Un lugar de visita obligada para agricultores y empresarios agrícolas profesionales. Es el paradigma de las agriculturas imposibles. Su territorio es agreste, seco, complicado, casi desértico, tanto que ha sido locación de cientos de películas, muchas de ellas de vaqueros, que simulaban el lejano oeste norteamericano o parajes del más agresivo desierto africano. Incluso la serie Game of Thrones utilizó sus escenarios naturales para grabar escenas memorables. Hoy , su agricultura “bajo abrigo” produce 3,8 millones de toneladas de frutas y hortalizas y es llamada la “Huerta de Europa”.

Los tiempos del hambre

Todo empezó en los años 40 del siglo pasado, en pleno régimen franquista. Eran tiempos del hambre consecuencia de la Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial. No había mucho qué perder y unos pocos colonos se asentaron allí dispuestos a todo, a trabajar 24 horas al día, los siete días de la semana. Allí estaban los hombres, mujeres, hijos, hermanos, abuelos. No tenían para pagar mano de obra de terceros. Todo lo hicieron ellos mismos.

Un miembro del gobierno del Generalísimo, ligado a esta provincia, decidió dar su apoyo para convertir estas tierras áridas en productivas. Se creó por entonces una institución que fomentó la colonización, es decir que llevaba a Almería, colonos desde otras zonas de España, especialmente de Granada, con experiencia agrícola y con familia numerosa.

Había mucha pobreza y necesidad pero los colonos lo intentaron todo. Cultivaron algunas hortalizas directamente en suelo pero sus frutos eran deformes y de muy mala calidad. Por idea de un agricultor, que trajo experiencias de otras zonas, aplicaron sobre la tierra salitrosa, arena del cercano mar mediterráneo y la producción mejoró enormemente. Todos copiaban lo mejor que veían de su vecino de al lado y se creaba un efecto dominó de lo bueno.

Los primeros invernaderos fueron pequeños túneles

Pero la intensa radiación , las lluvias que por entonces había y el viento les jugaban una mala pasada y no permitían el desarrollo de sus frutas y hortalizas. Probaron en cubrirlas con pequeños túneles de plástico. Esos fueron sus primigenios invernaderos. Casi al ras del suelo, donde la temperatura era dos o tres grados mayor que la del ambiente natural, vieron que los frutos eran más desarrollados y de mejor calidad pues no estaban expuestos a las inclemencias del exterior. Todo esto les permitió alargar las cosechas hasta los meses de invierno.

Posteriormente a principios de los 60 se cultivaba aceitunas y uvas en Almería pero que perdieron su valor de venta. Se decidió entonces usar la estructura de las parras para colocar unos plásticos encima. El objetivo era cortar los vientos, pero los agricultores en seguida se dieron cuenta de que esta protección y el calor al interior ayudaba también a anticipar las cosechas y a que tuvieran mayor rendimiento y calidad. Lo que empezó como un problema, los agricultores lo supieron aprovechar y lo convirtieron en una oportunidad.

El primer invernadero dio muy buenos resultados, se invirtió 35 mil pesetas y en la primera cosecha produjo el doble de lo invertido. No había que hacer muchos números para ver que aquello daba resultados. Si en otras zonas obtenían 1 kilo de vainitas por metro, en un invernadero se lograba 6 ó 7 kilos y dos cosechas. Todos empezaron a replicar la experiencia de inmediato. ¡El modelo de invernadero almeriense funcionaba!

Diferencia con los invernaderos de Holanda

No era la primera vez que se intentaba. En otros países hubo experiencias pero los de Almería eran distinton, por ejemplo, de los invernaderos de cristal de Holanda que en verano podían quemar las plantas y en invierno requerían de calor con el consiguiente consumo de petróleo. No se podía invertir en ventiladores , aire acondicionado ni calefacción pero lograron lo que necesitaban en la justa medida.

Lo demás vino por añadidura. Por los años 70 se empezó con la masiva instalación bajo plástico. Hoy tienen 32,575 hectáreas de invernaderos en las que cultivan diversas frutas y hortalizas. En la reciente campaña obtuvieron de 3,8 millones de toneladas entre pepinos, pimientos, tomates, melones, sandías, berenjenas, calabacín, flores ornamentales, etc. y cada año crece su superficie de cultivo en un 7%.

Se forma el gran cluster

Pero los invernaderos no funcionan solos ni se iba a hacer tan alta inversión para sembrar cualquier cultivo común. Se requería semillas de calidad, mejoradas, se pensaba en la exportación. Si se iba a vender hortalizas en invierno a Alemania, Inglaterra, Francia, tenían que ser de mucha calidad. Se instalaron allí las empresas vendedoras de semillas, aparecieron los semilleros con injertos revolucionarios, la industria auxiliar que les traía los mejores sustratos, los fabricantes de plásticos, de estructuras, de plaguicidas, de sistemas de riego. Una cosa trajo a la otra… llegaron los comercializadores, la logística, la distribucción y se armó lo que tienen hoy: un gigantesco cluster agroindustrial.

Un ejemplo de organización

Almería es hoy un gran cluster agroindustrial. Es una concentración de empresas e instituciones que se agrupan alrededor de una actividad común, la agricultura intensiva, en una determinada localidad geográfica para alcanzar un alto índice de beneficio y eficiencia. Allí se encuentran los agricultores organizados en cooperativas, la industria auxiliar (unas 300 empresas de semillas, plásticos, sustratos, agroquímicos, servicios, etc.) el sector de la investigación y desarrollo, la logística, la distribución, la comercialización, el marketing, etc, etc. todo en un engranaje perfectamente articulado.

El productor-comercializador hortícola almeriense y su industria auxiliar se configuran como un cluster productivo donde la fuerte concentración territorial propicia una relación continua y una comunicación constante, de muy diferentes formas, entre todos los actores del sistema.

En las últimas décadas han ubicado sus sedes locales empresas multinacionales de semillas, empresas multinacionales de productos fitosanitarios, semilleros provinciales, empresas de comercialización de hortalizas (alhóndigas y cooperativas), empresas de transportes nacionales e internacionales, fábricas de producción de plástico para la agricultura, etc.

Las 32,000 hectáreas de invernaderos se distribuyen entre unos 30 mil agricultores, quienes, además de ocupar a sus familiares, ofrecen empleo eventual a alrededor de 40.000 inmigrantes procedentes de decenas de países distintos. La mayor parte de los invernaderos se concentran en algunos municipios del litoral almeriense, entre ellos los del Poniente (El Ejido, Roquetas de Mar, Adra, La Mojonera y Vícar) y los del Levante , así como en algunos pueblos de la costa de Granada (Albuñol, Sorvilán, Polopos, Gualchos, Motril y Salobreña).

De campesino a empresario agrícola

El nivel tecnológico en constante actualización, la eficiencia hídrica, las técnicas de cultivo enfocadas a la sostenibilidad, la excelencia , la calidad del producto y su proyección exportadora han convertido a esta provincia en modelo mundial de agricultura moderna. Los sacrificados colonos sembraron sin saberlo la semilla de un nuevo concepto transformando al campesino, al agricultor, en empresario.

Riego por goteo, les cambió la vida

En los años 80 el cambio de riego por inundación al sistema de riego por goteo les cambio la vida a los productores almerienses. Administraban mejor sus riegos y cuidaban el líquido elemento tan caro de obtener. Pasaban la valla hacia un manejo más profesional de sus cultivos. Otra mentalidad, otras metas empezaban a despertar en sus conciencias.

Toda la familia trabajando

El modelo almeriense fue en principio, familiar. Trabajaba el hombre , la mujer, los hijos, los tíos, la abuela, cocinando o limpiando los pimientos o los pepinos que al día siguiente irían a la subasta. Tan pronto llegaban los niños del colegio, y en algunos casos no iban, acudían al invernadero a hacer labores. Las familias trabajaban si era necesario 24 horas al día, cultivando , regando, seleccionando y cargando las cajas con el producto.

Después de que los productos salen del invernadero van a la comercialización. De allí, en camiones frigoríficos, salen de Almería y como máximo en un día o día y medio están en todos los países europeos. Cabe señalar que siendo las hortalizas productos de verano producirlas en invierno es muy difícil para muchos países lo que les asegura a los almerienses un mercado cautivo aprovechable.

Su mercado , Europa

Gracias a sus esfuerzo sus productos de gran calidad fueron adquiriendo fama ante el mundo y las puertas de los países vecinos se les fueron abriendo poco a poco. Hoy Almería es considerada la huerta de Europa.

Almería exporta actualmente el 80% de su producción agrícola y representa el 85% de la producción bajo abrigo en Andalucía.

Retos

No obstante su crecimiento como modelo de negocio, Almería no está exenta de problemas. Sus altos niveles de exigencia le pasan altas facturas que no siempre se reflejan en el pago que reciben por sus productos. Los precios de venta (demasiado altos) los ponen los supermercados, los agricultores reciben poco y el consumidor no alcanza a comprar por los precios inaccesibles. Para terminar de perjudicarlos está la competencia de terceros países que exportan a España los mismos productos que ellos producen pero con costos mucho menores y sin aranceles. Así, hoy en día, un productor almeriense resulta vendiendo un producto a 30 ó 40 céntimos de euro por debajo de sus costos de producción.

Pese al largo camino avanzado, los agricultores de Almería tienen grandes retos por delante, el principal, enfrentar el déficit hídrico. Cuidan el agua al máximo y tienen cifradas sus esperanzas en un proyecto que se alarga y reclaman, una desaladora de agua.

Por otro lado tienen el gran problema de la comercialización. De existir una total dependencia de las comercializadoras de otras provincias del levante español en los años sesenta, se ha pasado a vender directamente desde Almería casi la totalidad de los productos, tanto en mercados españoles como del resto del mundo, lo que ha permitido la rápida y constante incorporación de la producción hortícola a la exportación que ha pasado de 87.872 toneladas en la campaña 1979/80 a 3,8 millones de toneladas en la del 2019/20.

La comercialización

En un principio los agricultores almerienses no comercializaban directamente sus productos. Eran empresarios de otras provincias, con mayor tradición comercial, quienes se apropiaban del valor añadido derivado de la manipulación y del dominio de los canales de distribución. La creación de las alhóndigas, lugares donde se subasta los productos, representó la ruptura de esta dependencia del exterior. Una vez constituidos estos centros de venta en origen, fueron ganando peso progresivamente, de manera que la mayor parte de los agricultores optaron por dar el primer paso dentro de la cadena de distribución transportando ellos mismos la mercadería hasta sus muelles.

A medida que transcurría el tiempo los agricultores comenzaron a crear asociaciones agrarias o sociedades de carácter mercantil que asumían las tareas de manipulación de la producción y distribución en destino. Desde el principio estas empresas se orientaron hacia los mercados europeos, mucho más exigentes que el nacional en estándares de presentación y calidad, lo que obligó a la normalización por tamaño, color y calidad, y al envasado y empaquetado específico requerido por cada uno de estos mercados.

El contacto con los mercados exteriores ejerció un beneficioso efecto catalizador en el conjunto de la economía agraria almeriense, ya que no sólo permitió colocar la producción hortícola provincial, sino participar de una cultura empresarial desconocida hasta entonces. Así, el conocimiento de primera mano de las características de la demanda, del comportamiento de los países competidores, de otras tecnologías de producción y de la necesidad de invertir en capital humano, son elementos que han ido forjando un profundo cambio de mentalidad en los actores del sistema.

Almería es referente de innovación, calidad, tecnología, sostenibilidad, y por si fuera poco avanzan hacia una agricultura ecológica, respetuosa del medio ambiente, moderna, muy apuntada hacia la big data y la inteligencia artificial, algo que la hará crecer y evolucionar aún más en muy poco tiempo.

No obstante tendrán que resolver primero los problemas que hoy enfrentan y que tienen que ver con los bajos precios que reciben por sus productos ante la presencia de millones de kilos de frutas y hortalizas que ingresan principalmente de Marruecos, sin cobro de arancel por parte del gobierno. Una comercialización atomizada, la falta de una oferta más concentrada, juegan en contra.

Más de 70 mil euros para los jóvenes agricultores

Con sus problemas y todo, no se puede negar que detrás de este modelo de desarrollo se encuentra el importante apoyo de las instituciones públicas en sus diversos niveles (municipal, autonómica, central o europea) que aporta importante cantidad de dinero para la investigación y desarrollo , mejora genética de semillas, renovación de los invernaderos, reciclaje. También los apoyan llevándolos a las más grandes ferias europeas de frutas y hortalizas como la Fruit Attraction en Madrid y la Fruit Logistica en Berlin.

Asimismo aportan en incentivos para que cada año miles de jóvenes, hijos y nietos de los agricultores, se incorporen a la actividad agraria luego de haber estudiado carreras afines en la universidad. Levantar una hectárea de invernadero cuesta alrededor de 200 mil euros. Los jóvenes que piden ayuda para insertarse en este negocio recibirán este año más de 70 mil euros con los cuales podrán abrirse camino. Con este capital ellos, que han crecido ayudando a sus padres en el agro, no lo piensan dos veces y deciden seguir con el negocio y mejorarlo con lo que aprendieron en las aulas. Antes se quedaban en el campo los menos preparados, ahora se ha invertido la figura, son los más preparados los que vuelven.

Sistema de agricultura intensiva de Almería, hoy

Las unidades agrícolas en Almería están levantadas sobre el principio de la escasa concentración de la tierra, incentivada por las políticas del Instituto Nacional de Colonización en las décadas de 1960 y 1970. La mitad de las explotaciones tiene una dimensión menor de una hectárea, lo cual supone una cuarta parte de la superficie total en cultivo. Las explotaciones mayores de dos hectáreas ocupan una superficie del 37,3 por ciento. La estructura de la propiedad se ha ido modificando con el tiempo en el sentido de un progresivo aumento del tamaño de las explotaciones, favorecido por la acumulación de capital y por las mejoras tecnológicas de los invernaderos. Este proceso, más importante en los últimos años, lleva aparejada una mejora de la rentabilidad de las explotaciones.

El promedio de edad de los jefes de las explotaciones es de 45 años. Esta juventud relativa del agricultor de los cultivos intensivos es un rasgo importante, ya que por regla general, los empresarios más jóvenes soportan mayor grado de riesgo y son más receptivos a la incorporación de innovaciones. A su vez, la renovación generacional que se produjo hasta el año 2000 ha intensificado este proceso a través de la innovación tecnológica y la incorporación de trabajadores y empresarios con mayor preparación.

Asimismo, en el competitivo sector de la agricultura intensiva el nivel de endeudamiento del agricultor almeriense es muy alto, pues “en cada campaña, el agricultor tiene que pagar más para obtener los mismos kilos” .

El modelo familiar de la agricultura almeriense ya no existe propiamente como en los años 60 y 70 . Las mayores extensiones y la intensidad de la producción han obligado a contratar mano de obra generalmente procedente de inmigración, mientras los hijos , esposa y otros familiares se dedican a otras labores distintas , especialmente el comercio.

Con todo, el modelo agroindustrial almeriense dará aún mucho de qué hablar a futuro y seguirá siendo un paradigma para muchos países. Además visitar esta ciudad siempre será un placer a los ojos por la belleza de sus obras arquitectónicas, sus monumentos históricos , especialmente la Alcazaba y para disfrutar de su deliciosa gastronomía.

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